Miguel Echeveste, concertista de órgano (III)

Miguel Echeveste, dibujo

Raúl del Toro1

Durante la Guerra Civil la actividad concertística de Echeveste pasa a estar fuertemente relacionada con las actividades del bando nacional, ofreciendo conciertos en diversas ciudades para recaudar fondos en favor de los soldados del frente o para los heridos que convalecen en los hospitales. Algunos de estos recitales fueron la ocasión de que los órganos sonaran por vez primera fuera de las acciones del culto. Toda una novedad supusieron, por ejemplo, los conciertos celebrados en la catedral de Sevilla en abril de 1937 -que Norberto Almandoz calificó como “acto inusitado en aquel sagrado recinto”2- y en la Catedral de Málaga en noviembre de ese mismo año3.

El primer concierto de este tipo parece haber tenido lugar el 29 de noviembre de 1936 en la iglesia de la Merced de Burgos, a beneficio de las milicias del Requeté. En la primera parte Echeveste interpretó Allegro de Concierto de Haendel (es de suponer que en el arreglo de Guilmant que meses antes había interpretado en San Sebastián), Pastorella de Rameau, Andante de Corelli, Tercer tiempo de la Suite en si menor y Toccata y fuga de Bach. En la segunda parte interpretó Oración del mismo Echeveste, Intermedio de Busca de Sagastizábal, Stella Matutina de E. Torres y Scherzo y Variaciones de E. Bossi. La banda del Requeté intervino también antes del concierto, en el intermedio y al final, interpretando piezas de Schubert, Mascagni y el himno carlista Oriamendi 4.

A raíz del éxito cosechado en Burgos surgió la iniciativa de celebrar un concierto similar en Pamplona, que tuvo lugar el 21 de diciembre de 1936 en la iglesia de San Lorenzo “a beneficio del Aguinaldo del Combatiente” y al que asistieron “las máximas autoridades eclesiásticas, civiles y militares”. Las entradas salieron a la venta al precio de 2 pesetas con un recargo de 50 céntimos para los que quisieran acceder al coro. En esta ocasión Echeveste interpretó Allegro de A. Renaud, Musset de J. F. Rameau en adaptación de Echeveste, Polonesa de J. S. Bach, también en arreglo de Echeveste, Lamento de J. Bonet, Scherzo y Final de L. Vierne, Variaciones de M. Dupré, Melodía de I. Busca, Berceuse de E. Torres, Ofrenda de M. Echeveste, Allegro de A. Guilmant y Toccata de C. M. Widor5. Se observa cómo el ambiente bélico ya había impregnado la pluma del cronista Eusebius a la hora de describir en Echeveste un “mecanismo perfeccionado, casi hasta el sadismo, que obliga a cada dedo de la mano a obrar con independencia de miliciano rojo”6.

Pocos días más tarde, el 4 de enero de 1937, se celebró un nuevo concierto en el mismo lugar y con similar finalidad, organizado para la adquisición de prendas de abrigo para los soldados de los frentes. Echeveste actuó junto al Orfeón Pamplonés dirigido por Remigio Múgica con un programa dividido en tres partes. En la primera Echeveste interpretó Andante de L. Wely, Pastoral de Guilmant y Allegro vivace de C. M. Widor. En la segunda el Orfeón cantó Jesu dulcis memoria de H. Eslava y O Magnum Mysterium de T. L. de Victoria. La tercera se abrió con la interpretación por parte de Echeveste de Andantino de C. Franck y Toccata y fuga de J. S. Bach. Seguidamente el Orfeón acompañado de Echeveste cantó cuatro coros del Mesías: Ei fu che il grave peso portó, El salvi tutti siam, Quel gregge va senza il pastor y Alleluia (nótese la traducción al italiano de los títulos, presumible indicio de que los propios coros fueron cantados en esta lengua y no en la versión original inglesa)7. Eusebius, en su crónica del concierto, además de alabar especialmente la interpretación que Echeveste hizo de la Toccata y fuga de Bach, se felicitaba especialmente de la inclusión de obras de Haendel en el programa por ser un compositor poco frecuentado en los programas españoles de aquellos años8.

Este año de 1937 fue seguramente uno de los más intensos en cuanto a actividad concertística de toda la vida de Miguel Echeveste. Hemos encontrado datos de al menos siete conciertos. Durante el mes de abril ofreció los dos recitales en la Catedral de Sevilla a que antes hacíamos referencia. Según palabras de Norberto Almandoz, entonces maestro de capilla en aquella catedral, dichos conciertos partieron de la iniciativa de Echeveste. Éste había propuesto a Almandoz repetidas veces la organización de conciertos de órgano en la Catedral sin que la idea se llegara a materializarse. Al llegar la Guerra Civil y comenzar Echeveste sus recitales en favor de los combatientes y heridos del bando nacional, sugirió a Almandoz reproducir el modelo en Sevilla. Según testimonio de éste último, para conseguir su celebración hubo que vencer la inicial resistencia del entonces arzobispo de Sevilla, el también navarro cardenal Ilundáin9. El primer concierto tuvo lugar el día 13, e interpretó Toccata de Renaud, Polonesa de la suite en si de Bach, Allegretto de Guilmant, Andantino de C. Franck, Impromptu y Final de la Primera Sinfonía de Vierne, Variaciones de Usandizaga, Ofrenda del propio Echeveste, Andante de Tellería, Fantasía de Gabiola, Berceuse de Torres y Toccata de la Quinta Sinfonía de Widor.

Norberto Almandoz destacó en su crónica para ABC la sólida formación pianística de Echeveste, “imprescindible en el repertorio moderno del concierto” y su “asombroso dominio del pedalier”. Respecto a la registración, describía su estilo como basado en grandes planos, “sin puntillismos ni minucias inútiles”, fundamentado en las características de las obras y del local en que se escuchan, circunstancias que, a juicio de Almandoz, “no siempre se tienen en cuenta”10.

Un aspecto de este concierto que llamó la atención de la crítica fue la amenidad del programa escogido. Almandoz, en la crónica citada, advertía del peligro que puede acechar a los conciertos de órgano: “Siendo el órgano el por excelencia instrumento polífono no es raro dar con programas plúmbeos y de abrumadora monotonía. Echeveste, que ha tenido presente el consejo del poeta,”utile dulci“, ha presentado dos llenos de interés”11.

Miguel Echeveste en el órgano Amezua de la catedral de Sevilla

Miguel Echeveste sentado ante el gran órgano de la catedral de Sevilla

A finales de año Echeveste volvió a Andalucía al menos en dos ocasiones. La primera fue para actuar el 14 de noviembre en la catedral de Málaga, viéndose obligado a tocar todo el programa en el órgano situado en el lado de la epístola ya que el instrumento gemelo situado en el lado del evangelio había sido inutilizado por las tropas republicanas12. El programa estaba compuesto por Sinfonia de la cantata nº 29 y Polonesa de J. S. Bach, Fuga de J. Oxinagas, Musset en Rondó de J. P. Rameau, Pieza heroica de C. Franck, Toccata de Renaud, In Jubilo de P. Kune, Variaciones de J. M. Usandizaga, Scherzo de E. Bossi, Gran Coro de A. Guilmant, Melodía de I. Busca y Letanía de M. Echeveste. En el programa se consignaba que esta última pieza había sido compuesta expresamente para el concierto. Sin duda, Echeveste tuvo que realizar una esforzada labor para interpretar algunas de estas obras, compuestas para gran órgano con pedales, en el instrumento malagueño, que carece casi por completo de este recurso13. Tal esfuerzo, de hecho, quedaba reconocido en las notas publicadas junto al programa de mano del concierto.

órgano de la catedral de Málaga

Órgano de la catedral de Málaga.
Foto: Frog17 

El 27 de noviembre volvió a la catedral de Sevilla para interpretar Toccata y fuga de Bach, Intermedio (sic) de Bach, Musset de Rameau, Pieza Heroica y Cantabile de Franck, Final de la primera sinfonia de Vierne, Toccata de Renaud, Variaciones sinfonicas de J.M. Usandizaga, Intermedio de Lemare y In Jubilo de Hunc. Finalizó el concierto con el Magnificat de Echeveste.14 Años después, en la necrológica que escribió de Echeveste, Almandoz dijo que en este concierto también había sonado el Andante de Tellería15.

Durante el año 1938 Echeveste ofreció también diversos conciertos. El primero del que hemos encontrado constancia tuvo lugar el 9 de febrero en la parroquia de San Agustín de Pamplona, actuando en esta ocasión junto al Orfeón Pamplonés. Entre las piezas que Echeveste ejecutó como solista figuraban la Toccata y fuga en re menor de J. S. Bach y el estreno en Pamplona de su Magníficat. El Orfeón por su parte cantó una villanesca espiritual de Guerrero, un coro de Rachmaninof y una canción de Beobide. Para finalizar el concierto El Orfeón cantó acompañado de Echeveste el coro conclusivo del oratorio El Mesías de Haendel16.


  1. Se presenta aquí de modo ampliado la información publicada por primera vez en el artículo “La recepción de Miguel Echeveste Arrieta (1893-1962) como concertista de órgano”, Príncipe de Viana, 271 (2018).

  2. Almandoz; “Norberto: Iglesia catedral. Concierto de órgano. Miguel Echeveste.”, ABC, edición de Andalucía, 14-IV-1937, p. 19-20.

  3. Archivo Eresbil, voz “Echeveste”: programa de mano.

  4. “Miguel Echeveste en Burgos. Crítica de su concierto en la Iglesia de la Merced.”, Diario de Navarra, 3-XII-1936, p. 3, recogiendo lo publicado previamente en El Castellano y en Diario de Burgos.

  5. “Concierto de órgano por Miguel Echeveste”, Diario de Navarra, 20-XII-1936, p. 1.

  6. Eusebius”: “Un gran éxito de Echeveste”, Diario de Navarra, 22-XII-1936, p. 1.

  7. “El concierto benéfico de mañana”, Diario de Navarra, 3-I-1937, p. 3.

  8. “Eusebius”: “Concierto en San Lorenzo”, Diario de Navarra, 5-I-1937, p. 4.

  9. Almandoz, Norberto: “In memoriam. Miguel Echeveste”, ABC de Sevilla, 28-I-1962, p. 72.

  10. Almandoz, Norberto: “Iglesia catedral. Concierto de órgano. Miguel Echeveste.”, ABC, edición de Andalucía, 14-IV-1937, p.19-20.

  11. Ibíd.

  12. Archivo Eresbil, voz “Echeveste”: programa de mano.

  13. Martínez Solaesa, Adalberto: Órganos en la provincia de Málaga. Catalogación y estudio analítico, Centro de Documentación Musical de Andalucía, 1997, pp. 115-134.

  14. Almandoz, Norberto: “Santa Iglesia Catedral. Concierto de órgano. Miguel Echeveste”, ABC, edición de Andalucía, 28-XI-1937, p. 15.

  15. Almandoz, Norberto: “In memoriam. Miguel Echeveste”, ABC, edición de Andalucía, 28-I-1962, p. 72.

  16. “Eusebius”: “De Música. El Orfeon y Echeveste”, Diario de Navarra, 10-II-1938, p. 1.