Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo: himno de vísperas

El próximo domingo se celebra la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. En el vídeo siguiente pueden escuchar el himno de vísperas de esta festividad:[video:youtube:3ptnEjCp9GI]
En el vídeo aparece la melodía gregoriana con el texto en latín y la traducción en inglés. Más abajo añado la traducción al español. La melodía es diferente de la que aparece en el Liber Hymnarius de 1983 y en el Antiphonale Romanum II de 2009, pero el texto es casi idéntico.
El forma ordinaria del rito romano el himno se canta inmediatamente después de la invocación inicial Deus, in adiutorium meum intende (“Dios mío, ven en mi auxilio”), y antes de los salmos. Así reza en el nº 173 de la Ordenación general de la Liturgia de las Horas:
Los himnos, que según una antiquísima tradición formaban parte del Oficio, conservan ahora también su importancia ' En realidad no sólo han sido destinados expresamente, por su naturaleza lírica, para la alabanza de Dios, sino que constituyen una parte popular, y aún más, casi siempre ponen más de manifiesto el carácter diferencialmente de las Horas o de cada una de las fiestas, que las otras partes de] Oficio, a la vez que mueven e incitan los ánimos a una celebración piadosa. Dicha eficacia se ve alimentada a menudo por la belleza literaria. Por lo demás, los himnos se encuentran en el Oficio como el principal elemento poético introducido por la Iglesia.
Aquí pueden seguir el texto con la traducción al español:
Te saeculorum Principem | Oh Príncipe absoluto de los siglos, |
Scelesta turba clamitat: | La turba impía vocifera: |
O Christe, Princeps pacifer! | Oh Jesucristo, Príncipe pacífico: |
Ad hoc cruenta ab arbore | Para eso pendes de una cruz sangrienta, |
Ad hoc in aris abderis | Para eso estás oculto en los altares |
Te nationum Praesides | Que con honores públicos te ensalcen |
Submissa regum fulgeant | Que las insignias de los reyes todos |
Jesu, tibi sit gloria, | Glorificado seas, Jesucristo, Por los siglos de los siglos. Amén. |
Es una verdadera pena que el latín sea un obstáculo para el uso habitual de los himnos tradicionales de la Iglesia. A mi modestísimo entender, son por lo general superiores a las composiciones en lengua castellana que se utilizan habitualmente. Dado que son textos repetidos con gran frecuencia, y que por ello acaban siendo familiares, presentarlos con la necesaria traducción podría facilitar su uso litúrgico habitual, con el notable enriquecimiento que esto supondría.
