Durante las próximas semanas vamos a recorrer la evolución del aspecto externo del órgano, desde sus orígenes en la antigüedad hasta hoy en día, aprendiendo a distinguir a simple vista a qué tipo de escuela y época podría pertenecer un órgano... o al menos su exterior.

Este aspecto del órgano ha sido menos estudiado que la evolución interna del mismo dado que en los numerosos contratos que se conservan a lo largo de la historia se suele hablar más de la composicion interna del instrumento que de su aspecto externo. Por esto en gran parte podemos estudiar esta evolución únicamentre a través de las cajas históricas que se han conservado o de representaciones pictóricas o fotográficas.

Para realizar este recorrido me voy a basar principalamente en el estupendo trabajo de Roland Eberlein, Die Geschichte der Orgel, Köln: Siebenquart Verlag 2011, que podemos consultar resumido (en Alemán) en la web http://www.walcker-stiftung.de. En lo referente al órgano barroco español me he apoyado en los valiosos trabajos La evolución de la caja de órgano en España y Portugal de Antonio Bonet Correa publicado en las Actas del Primer Congreso de El órgano español, Universidad Complutense de Madrid, 1981; Evolución del órgano español: siglos XVI-XVIII de Louis Jambou, Universidad de Oviedo, 1988; y El Órgano Barroco Español de Jesús Ángel de la Lama, Junta de Castilla León, 1995.

El órgano en la antigua Grecia y Roma

Por empezar por algún sitio, empezaremos por el principio. Los orígenes del órgano se pierden en la noche de los siglos y se suele atribuir su invención a Ktesibios de Alejandría en el siglo III a. C. Esos primeros órganos usaban la presión del agua para empujar el aire que hacía sonar a los tubos, de ahí que se los denominara Hydraulis o Hydraulos. De estos instrumentos nos quedan algunas representaciones, descripciones e incluso restos, como los que se pueden admirar en el museo de Dion (Grecia) encontrados en los años 90 del siglo XX y datados en el siglo I a. C. Este órgano carecía de cualquier caja o similar y su fachada se limitaba a la serie de tubos sonoros ordenados de mayor a menor según el orden del teclado. A media altura un listón de madera fijado a los extremos a otros dos, servía de soporte a los tubos, y la mitad inferior del instrumento consistía en un cuerpo que albergaba las bombas de agua, accionadas mediante dos palancas, una a cada lado.

Organista tocando un Hydraulis y otro instrumentista tocando el Corno durante los juegos de los Gladiadores. Mosaico de la villa romana de Nennig (Alemania).
Foto: © Carole Raddato / Wikimedia Commons

Mosaico de Zliten, en el que aparece de nuevo el Hydraulis en el contexto de las luchas de Gladiadores. Museo Arqueológico de Trípoli.
Foto: Wikimedia Commons

Terracota hallada en Alejandría y datada en el siglo I a. C. que muestra un Hydraulis y un músico tocando el Salpinx (una especie de trompeta).
Foto: © Marie-Lan Nguyen / Wikimedia Commons / CC-BY 2.5

Restos del Hydraulis de Dion (Grecia).
Foto: © Jean Housen / Wikimedia Commons

Detalle del Hydraulis de Dion.
Foto: © QuartierLatin1968 / Wikimedia Commons

Órganos medievales sin caja

El concepto de órgano sin una caja que cubra la tubería se va a prolongar por toda la edad media, incluso cuando el sistema de producción de viento cambia a un sistema de fuelles. Así queda atestiguado por Theophilus Presbítero (primera mitad del siglo XII) que describe en su tratado De diversis artibus cómo fabricar un órgano en una pared que se abre a una sala contigua, de modo que para los espectadores en la iglesia solo se ven las tuberías y el arca, mientras que el organista, el fuelle y el manchador (el que le da al fuelle) permanecen invisibles para ellos, pues están detrás del órgano y la pared en la sala contigua. Aún no hay caja, solo los tubos. Éstos se protegían del polvo con una cortina sujeta entre postes de madera que se podía descorrer al tocar el órgano por medio de una cuerda.

Un caso similar fue el de los órganos portativos (que se tocaban colgados del cuello con una correa) y órganos positivos (algo mayores y transportables, aunque era preciso apoyarlos en el suelo o una mesa para tocarlos), que parece que durante siglos conservaron el antiguo diseño del Hydraulis, disponiendo un par de hileras de tubos de mayor a menor y sujetas por un listón de madera fijo en dos postes en los extremos. Lo que llama la atencion es la gran variedad de variantes en forma y tamaño que podemos encontrar (aunque todas mantienen el mismo aspecto general).

Se conservan representaciones de órganos portativos y positivos desde muy antiguo en las esculturas de los templos románicos y góticos. Veamos algunos ejemplos:

Órgano positivo en la Portada del Juicio Final de la Catedral de León. Segunda mitad del siglo XIII.
Foto: © Miguel Hermoso Cuesta / Wikimedia Commons

Relieve de una sirena tocando un Portativo. Catedral de Lyon, principios del s. XIV.
Foto: © Vassil / Wikimedia Commons

Ángel tocando el Portativo. Catedral de Pamplona. Siglo XIV.
Foto: © Capilla de Música de la Catedral de Pamplona

Niños cantando y tocando un portativo. Cantoria del órgano del Duomo de Florencia. Siglo XV.
Foto: © Jastrow / Wikimedia Commons

Ángel tocando un ¿portativo?. Catedral de Toledo, Puerta de los Leones. Siglo XV.
Foto: © Renate Takkenberg

Ángel tocando un portativo (el de la izquierda). Catedral de Toledo, Puerta de los Leones. Siglo XV.
Foto: © Renate Takkenberg

Relieve de un ángel tocando un Portativo. Antiguo coro de la Catedral de Gerona.
Foto: © Amadalvarez / Wikimedia Commons

Ángel tocando un Portativo en el sepulcro de Alfonso I en la iglesia de la Santa Cruz de Coimbra (Portugal). Siglo XVI.
Foto: © GFreihalter / Wikimedia Commons

Especialmente interesantes son las representaciones pictóricas conservadas ya que suelen mostrar más detalles acerca de cómo eran y cómo se tocaban estos instrumentos. Veamos solo algunos ejemplos.

Órgano Portativo en una hoja del Antifonario de Beaupré, conservado en el Museo de Arte Walters (EEUU). Siglo XIII.
Foto: Museo de Arte Walters / Wikimedia Commons

Miniatura del siglo XIII en la que se ve a un ángel tocando un portativo. Museo de Arte Walters (EEUU).
Foto: Museo de Arte Walters / Wikimedia Commons

Detalle de un ángel tocando un portativo en La Asunción de la Virgen de Giovanni di Paolo conservada en la Pinacoteca Nazionale de Siena.
Foto: © Sailko / Wikimedia Commons

Ángel tocando un portativo (que por cierto, está al revés porque ¡¡¡tiene los tubos graves a la derecha!!!) en un cuadro de "La Virgen con el Niño" fechado en torno al año 1500. Escuela de Brujas.
Foto: © Sotheby's / Wikimedia Commons

Detalle de ángel tocando un portativo. Fresco de Thomas von Villach de 1527 en la parroquia de St. Andreas de Thörl-Maglern-Greuth (Austria).
Foto: © Johann Jaritz / Wikimedia Commons

Detalle de Santa Cecilia tocando un portativo en el retablo del Altar de San Bartolomé (siglo XV-XVI).
Foto: Wikimedia Commons

Santa Cecilia tocando un portativo. Maestro del Altar de San Bartolomé, ca. 1500.
Foto: © Wikimedia Commons

Ángel tocando un portativo. María con el Niño de Marcellus Coffermans (s. XVI).
Foto: © Wikimedia Commons

Ángel tocando un portativo en el Díptico de Munich de Hans Memling (1480).
Foto: Василий Б en Pinterest

Ángel tocando el portativo en La Virgen y el Niño con Santa Bárbara y Santa Catalina de Alejandría de Hans Memling (ca.1480).
Foto: Metropolitan Museum of Art

Ángel tocando el portativo en La Fuente de la Gracia de Jan van Eyck (ca. 1440). Museo del Prado, Madrid.
Foto: Museo del Prado

También los órganos más grandes que necesitaban "ponerse" en un sitio, conocidos como Positivos han quedado reflejados en el arte pictórico de aquellos siglos, y por lo que podemos ver tenían un aspecto externo muy similar al de los portativos.

Positivo en el Libro de las Horas de Maastricht (ca. 1325).
Foto: Wikimedia Commons

Ángel tocando un positivo. Adoración del Cordero Místico de Jan Van Eyck (1432).
Foto: Wikimedia Commons

Ángel tocando un positivo. Retablo de la Trinidad de Hugo van der Goes (s. XV). Scottish National Gallery.
Foto: Scottish National Gallery

Mujer tocando un positivo en uno de los tapices de la colección La Dama y el Unicornio (finales del s. XV). Musée de Cluny (París).
Foto: Burninghousepress

Carruaje con órgano positivo tocando en procesión festiva en el Triunfo de Maximiliano de de Hans Burgkmair. Siglo XVI.

Como se puede apreciar, todos estos órganos formaban su fachada únicamente por los propios tubos del instrumento dispuestos de mayor a menor.

Portativos y Positivos (al menos de este tipo) se usan durante toda la edad media pero hacia el siglo XV - XVI parece que van cayendo en desuso y terminarán por desaparecer. Sin embargo, los órganos fijos de las iglesias empiezan a cobrar fuerza y se van desarrollando y creciendo haciéndose precisa la construcción de una caja que proteja al instrumento. Pero este paso en la evolución de su aspecto externo lo dejaremos para la próxima entrega.

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